[fecha real 23 de junio de 2009] 'China no es Japon' chinos, bocinas, bicicletas, autos, camiones, peatones , tanta fuerza -gracias árblol- caminamos un rato por las calles de Beijing, Pekin, era inevitable percibir algo familiar, mugre, mendigos, kilombo, todo multiplicado por 1 400 000 000, los olores pedian esconder la nariz. Ahi sin, darme cuenta, empezó lo que despues dí cuenta ya no iba a terminar, un vacio, un cambio de sensación, de actitud, poco a poco mis visitas, mis recorridos se fueron haciendo menos criticos, se hicieron más derivados mentalmente, menos buscados, más dependientes de los grupos que me rodeaban, las caminatas y las visitas casi no las programé, me dejé estar un rato, como si fuera necesario, a veces me hice más turista y otras más chino...
Caminamos agotados, entre ruido, entre chinos, se hacia cada vez más raro, pero más normal, me pesaban los pies, así que un poco perdido decidi tomarme un metro, estaba vacio, el único lugar vacio que encontré, no entendí, no pensé, ahí abajo, cerca, pisoteado por toda la humanidad china un lugar tranquilo, limpio, saqué la musica, escuchando se me ocurrió que los buenos muchachos escribienron 'joao' en un metro. Pense y pense y quise entender, no entendi pero entre la música, un par de chinos, el silencio que se hace ruido, zumbido, un poco morbido, en la intima velocidad entre la rueda, el riel y el ronquido de un chino, silencio irónicamente japonés, allí, casi solo, ahi me di cuenta que el chino es más plancha, la occidentalización china es una occidentalización tercer mundista, también hay una china no occidentalizada, una china china, son muchos los chinos occidentalizados, y los no occidentalizados, claro son muchos, en japón también pero no solamente hay más japoneses occidentalizados sino que la occidentalizacion japonesa es una occidentalización primermundista, por eso el chino es más plancha. Esa noche dormí poco, me acosté tarrde, Juampi me levantó temprano, 'dale que te vas a quedar durmiendo papá' con la mitad de mi en la almohada caminé hasta el metro, el calor era insoportable y la gente peor, la ciudad prohibida, 'el capricho del hombre, que se cree el dios que él inventó' pensé entrando caminando, es o parece un lugar no occidentalizado, a no ser por el turismo, caminé entre tejas y formas chinas, esquivé turistas, y me di cuenta de que muchos murieron del embole de poner tejas, administrando energía y masticando chicle, caminé más, me entretuve sin hablar, mirando a los chinos, a los turistas y a los que habian venido conmigo, los colores de los templos, lo lejos y una niña que jugaba al rayo del sol sobre los adoquines, corria, se agachaba, la miré con la cabeza torcida 'todo lo que le divierte lo inventa ella' pense acordandome otra vez de alfonso y de su 'la niñéz es la mejor droga'. Me entretuvo un poco más el detalle, la manija, porque el chino es pura manija. Salimos de ahí, buscando un Houtong, un barrio típico chino, no occidentalizado, o el intento de eso, despues de un rato y un viaje en omnibus chino, que intentaré no olvidar, nos encontramos entre bicicletas, calles estrechas, casitas antiguas y ranchos nuevos, caminamos, entre gallinas, pollos y carros, mugre, niños y viejos, 'en china no hay adultos, ni jovenes sólo niños y viejos, es uno de esos misterios' me rei de mi pésimo sentido del humor y no lo comenté. Se hizo tarde empezó a oscurecer y quisimos comer, algo chino por contagio, comimos algo en la calle matado y cocido ahi, fresco, como si no hubiesemos comido a los cinco minutos entramos a un lugar, ni un bar ni un restautant, un lugar para comer, nos sentamos, empezamos a saborear, lo que nos iba a llenar la boca despes, comimos antes de comer, pedimos, comimos, la necesidad era grande, queriamos más, más, ahi las vimos, las vimos negras, semi cilíndricas, con una pasta amarillenta, clorofílica, que salia desde dentro, aleatoreamente, por donde la cáscara no agantó la cocción y se quebró, con el color y con esa textura que ocupa todo lo que toca, lengua, paladar, dientes, no se podía esperar, mordí una, mi boca se inundó de jugos, se hace dificil olvidar la sensación, en palabras de Ciro, mordiendo algo gomoso, crujiente, salado, dulce, con jugos saliendo de lo que mis molares aplastaban y todo explotaba de un sabor desconocido pero familiar, sonriendo me acordé de mi viaja y llegué a la conclusión de que el gusano de seda es primo del chinchulín.
Caminamos agotados, entre ruido, entre chinos, se hacia cada vez más raro, pero más normal, me pesaban los pies, así que un poco perdido decidi tomarme un metro, estaba vacio, el único lugar vacio que encontré, no entendí, no pensé, ahí abajo, cerca, pisoteado por toda la humanidad china un lugar tranquilo, limpio, saqué la musica, escuchando se me ocurrió que los buenos muchachos escribienron 'joao' en un metro. Pense y pense y quise entender, no entendi pero entre la música, un par de chinos, el silencio que se hace ruido, zumbido, un poco morbido, en la intima velocidad entre la rueda, el riel y el ronquido de un chino, silencio irónicamente japonés, allí, casi solo, ahi me di cuenta que el chino es más plancha, la occidentalización china es una occidentalización tercer mundista, también hay una china no occidentalizada, una china china, son muchos los chinos occidentalizados, y los no occidentalizados, claro son muchos, en japón también pero no solamente hay más japoneses occidentalizados sino que la occidentalizacion japonesa es una occidentalización primermundista, por eso el chino es más plancha. Esa noche dormí poco, me acosté tarrde, Juampi me levantó temprano, 'dale que te vas a quedar durmiendo papá' con la mitad de mi en la almohada caminé hasta el metro, el calor era insoportable y la gente peor, la ciudad prohibida, 'el capricho del hombre, que se cree el dios que él inventó' pensé entrando caminando, es o parece un lugar no occidentalizado, a no ser por el turismo, caminé entre tejas y formas chinas, esquivé turistas, y me di cuenta de que muchos murieron del embole de poner tejas, administrando energía y masticando chicle, caminé más, me entretuve sin hablar, mirando a los chinos, a los turistas y a los que habian venido conmigo, los colores de los templos, lo lejos y una niña que jugaba al rayo del sol sobre los adoquines, corria, se agachaba, la miré con la cabeza torcida 'todo lo que le divierte lo inventa ella' pense acordandome otra vez de alfonso y de su 'la niñéz es la mejor droga'. Me entretuvo un poco más el detalle, la manija, porque el chino es pura manija. Salimos de ahí, buscando un Houtong, un barrio típico chino, no occidentalizado, o el intento de eso, despues de un rato y un viaje en omnibus chino, que intentaré no olvidar, nos encontramos entre bicicletas, calles estrechas, casitas antiguas y ranchos nuevos, caminamos, entre gallinas, pollos y carros, mugre, niños y viejos, 'en china no hay adultos, ni jovenes sólo niños y viejos, es uno de esos misterios' me rei de mi pésimo sentido del humor y no lo comenté. Se hizo tarde empezó a oscurecer y quisimos comer, algo chino por contagio, comimos algo en la calle matado y cocido ahi, fresco, como si no hubiesemos comido a los cinco minutos entramos a un lugar, ni un bar ni un restautant, un lugar para comer, nos sentamos, empezamos a saborear, lo que nos iba a llenar la boca despes, comimos antes de comer, pedimos, comimos, la necesidad era grande, queriamos más, más, ahi las vimos, las vimos negras, semi cilíndricas, con una pasta amarillenta, clorofílica, que salia desde dentro, aleatoreamente, por donde la cáscara no agantó la cocción y se quebró, con el color y con esa textura que ocupa todo lo que toca, lengua, paladar, dientes, no se podía esperar, mordí una, mi boca se inundó de jugos, se hace dificil olvidar la sensación, en palabras de Ciro, mordiendo algo gomoso, crujiente, salado, dulce, con jugos saliendo de lo que mis molares aplastaban y todo explotaba de un sabor desconocido pero familiar, sonriendo me acordé de mi viaja y llegué a la conclusión de que el gusano de seda es primo del chinchulín.
Las otras noches no las dormí no pude hacerlo, los días, villa olímpica, nido, cubo, unos policias jugando en la lluvia, otros formados en la vereda, cosas chinas, todas, todas las cosas que estan pór el mundo cosas, made in china, eslo único que hay, hormigón falsificado. Sufriendo de calor, ya cansado, no entendí porque el chino siempre te quiere cagar, la muralla china, supongo que deberia hacerme pensar, escribir, místicamente, sensible, pensar en la caminata, en los peregrinos, en dosmil años, en el límite, el el imperio y en el sacrificio humano, en la muerte de millones por el ego de un sólo hombre; y decir, debería decir que las representaciones históricas y las manifestaciones de poder tienen conexiones, tubos, arterias interculturales atemporales, que el órden y las relaciones de fuerza hayan sido posiblemente los primeros vestigios de una prematura globalidad humana, una globalidad no anunciada, no percibida; y podría decirlo y pensarlo o leerlo en una sola piedra de la muralla, y pensar en el caos, en las consecuencias y en las teorías de Pregonine; pero no me hizo pensar en nada de eso, sólo en el calor, en los vendedores en medio de la muralla, en los tresmil turistas y en el circo, así que seguí caminando. Que plaga, las langostas somos nosotros. Me fuí